Falta mucho camino por recorrer para que River vuelva
a ocupar ese lugar sagrado que supo construir a lo largo de su rica historia. Sin embargo este retorno al plano
internacional después de 4 años y un descenso, suma y mucho para que esas heridas
empiecen de a poco a cicatrizar.
Es una copa de menor medida en el plano sudamericano,
es cierto, pero es una competencia donde participan equipos del todo el
continente y a la que el millo accedió
por méritos propios. Por lo tanto debe ser un torneo que debería
interesarle tanto al plantel, cuerpo técnico y dirigentes como a los hinchas ya
que es una gran posibilidad para volver a mostrar en un marco internacional a
la camiseta de River.
Pareciera que nada es fácil para el millo en estos
días: jugadores insólitamente inhabilitados, muy pobre desempeño en las últimas
presentaciones, escases de jugadores en puestos claves, impedimento que su
hinchada pueda acompañarlo en sus aventuras de visitante, pero… es
el momento de volver a rugir, de calentar motores, de que los jugadores no se sientan menos que nadie, de que el cuerpo técnico trabaje y haga autocrítica y que los dirigentes se concienticen sobre que equipo está gestionando, y así de esa manera hacer que River Plate resurja de las cenizas.
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