Noche de otoño en la Ciudad, corría un viento leve que se llevaba las nubes por un rato, y como consecuencia nos permitía ver la luna y las estrellas con más claridad.
Luces y movimiento en la capital del "no se duerme", autos, cines, bares con mesas ocupadas por numerosos grupos de amigos y compañeros de trabajo que empezaban a darle la bienvenida al fin de semana.
Sánchez de Bustamante al 700, poca gente en la puerta, pero un cálido sonido que venía desde el otro lado de las cortinas invitaba a entrar a ver que pasaba. Un pasillo largo, luces a sus costados, construían en la mente la idea de que estábamos por ingresar a un lugar que hacía posible que uno se olvidara de todo y que solo se dedicara a pasarla bien.
La "mesa de entrada", junto al nombre del lugar(el famoso "CAFF"), sus encargados que muy amablemente nos daban la bienvenida, y unos cuantos productos a la venta son las primeras imágenes que uno podía registrar.
Al correr las segundas cortinas, era ingresar al mundo mágico de este maravilloso espacio: mesas chicas con sillas de todo tipo, personas de todas las edades que se juntaban a conversar sobre la vida y de paso escuchaban un buen rato de música. "No importa quien este arriba del escenario, siempre es garantía de una buena melodía y de gratos momentos", nos decía una señorita que estaba junto a unas amigas.
"Tenes Heineken o Stella", nos dijo muy amablemente la encargada de atender la barra, y nos exclamó: "¡No pueden irse sin probar las empandas de carne!". Y así fue como nos llevamos la cerveza y las empanadas mientras esperábamos que comience la orquesta.
Las palabras se sucedían, el brindis también, algunos conocidos del lugar, y un bello gato negro y blanco que hacia de "local" y se paseaba por todas las mesas... Hasta que la hermosa melodía de "La Orquesta Típica de Agustín Guerrero", empezó a dar cátedra.
Cada composición que hicieron era recibida por el pública como una lluvia de sensaciones y emociones. Corporalmente los músicos transmitían una energía incomparable y hacían que aquellos que estábamos disfrutando del espectáculo pudiéramos crear miles de historias a través de la música.
Homenaje al sur del Gran Buenos Aires, y un profundo compromiso con las vanguardias artísticas que están logrando consolidarse en la Ciudad, es lo que propusieron estos brillantes jóvenes músicos a los que les aguarda un futuro enorme y muchos escenarios en donde poder demostrar su maravillosa melodía.
"CAFF", ese lugar que supo ser un taller y ahora es la "casa" de una música que quiere sonar bien fuerte, que mágico que sos, y que gratos momentos haces pasar.
Luces y movimiento en la capital del "no se duerme", autos, cines, bares con mesas ocupadas por numerosos grupos de amigos y compañeros de trabajo que empezaban a darle la bienvenida al fin de semana.
Sánchez de Bustamante al 700, poca gente en la puerta, pero un cálido sonido que venía desde el otro lado de las cortinas invitaba a entrar a ver que pasaba. Un pasillo largo, luces a sus costados, construían en la mente la idea de que estábamos por ingresar a un lugar que hacía posible que uno se olvidara de todo y que solo se dedicara a pasarla bien.
La "mesa de entrada", junto al nombre del lugar(el famoso "CAFF"), sus encargados que muy amablemente nos daban la bienvenida, y unos cuantos productos a la venta son las primeras imágenes que uno podía registrar.
Al correr las segundas cortinas, era ingresar al mundo mágico de este maravilloso espacio: mesas chicas con sillas de todo tipo, personas de todas las edades que se juntaban a conversar sobre la vida y de paso escuchaban un buen rato de música. "No importa quien este arriba del escenario, siempre es garantía de una buena melodía y de gratos momentos", nos decía una señorita que estaba junto a unas amigas.
"Tenes Heineken o Stella", nos dijo muy amablemente la encargada de atender la barra, y nos exclamó: "¡No pueden irse sin probar las empandas de carne!". Y así fue como nos llevamos la cerveza y las empanadas mientras esperábamos que comience la orquesta.
Las palabras se sucedían, el brindis también, algunos conocidos del lugar, y un bello gato negro y blanco que hacia de "local" y se paseaba por todas las mesas... Hasta que la hermosa melodía de "La Orquesta Típica de Agustín Guerrero", empezó a dar cátedra.
Cada composición que hicieron era recibida por el pública como una lluvia de sensaciones y emociones. Corporalmente los músicos transmitían una energía incomparable y hacían que aquellos que estábamos disfrutando del espectáculo pudiéramos crear miles de historias a través de la música.
Homenaje al sur del Gran Buenos Aires, y un profundo compromiso con las vanguardias artísticas que están logrando consolidarse en la Ciudad, es lo que propusieron estos brillantes jóvenes músicos a los que les aguarda un futuro enorme y muchos escenarios en donde poder demostrar su maravillosa melodía.
"CAFF", ese lugar que supo ser un taller y ahora es la "casa" de una música que quiere sonar bien fuerte, que mágico que sos, y que gratos momentos haces pasar.
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